“La escuela y la familia una relación por construir”
JARAMILLO FLORES ROCIO
La
Escuela se concibe como institución especialmente configurada para
desarrollar el rol socializador, proceso que evoluciona desde la
perspectiva conservadora de reproducción social y cultural al de
reconstrucción crítica del conocimiento. Para que se cumpla este rol se
requiere de valores que se conservan y de cambios tecnológicos acorde a
la época en que se vive.
El niño nace y vive en una familia a partir
de la que aprehende la cultura de su comunidad, va a la Escuela para
aprehender en forma relevante y creadora la herencia cultural de la
humanidad.
La igualdad de oportunidades no es un objetivo al alcance
de la Escuela pero puede paliar en parte los efectos de la desigualdad y
preparar a cada individuo para luchar y defenderse en las mejores
condiciones posibles en el escenario social.
Las funciones que son el
reto educativo de la Escuela contemporánea son: preparar para el
trabajo en la comunidad y formar ciudadanos capaces de vivir en un mundo
complejo. La Escuela es una comunidad de vida democrática donde se
construye y reconstruye la experiencia basándose en el diálogo, el
contraste y el respeto real a las diferencias individuales.
A través
de la experiencia que se detalla en el presente artículo, que es una
recopilación de vivencias de mis tres años como Docente en Educación
Pública, trato de hacer de la Comunidad, por medio de sus actores, un
aliado en las prácticas educativas, junto a las familias de los
discentes.
La Escuela debe provocar el desarrollo de conocimientos,
ideas, actitudes y pautas de comportamiento que permitan la
incorporación eficaz de niños al mundo civil en interacción con sus
adultos responsables.
Las Instituciones Educativas formales se
constituyen en una comunidad escolar cuando la educación liberadora no
culmina en los niños sino que se prolonga y actúa sobre las familias,
del mismo modo que sobre el entorno.
MARISOL PEREZ BAÑO
VENECIA DINORAH BECERRIL